Cuando la cazuela con la que has hecho el caldo sea tan grande que no la puedas fregar en la pila de tu casa, no te lo pienses dos veces, coge el estropajo, el jabón líquido lavavajillas, y métete en la ducha con ella.
Ducharse con una cazuela es un verdadero placer. Baila con ella al son de esta lista, además de quedarte reluciente, la relación con tu cazuela ya nunca volverá a ser la misma.