El tiempo se me escurrió de las manos, la clepsidra devoró el último vestigio de tu recuerdo y mi órgano vital palpita este veneno. Fuego abrasador avivado por tu mirar seductor en lo más recóndito de mi interior, andando por aquel mórbido callejón, ¿mi amor? Soy yo, la gasolina para el fuego de tu inseguridad, ¿me recuerdas? Soy yo, el hombre a quien besaste contra el placard. Soy yo, el alcohol de tu licor, ¿amor? Soy yo, quien te amó sin razón, ¿una pista? Soy yo, a quien le robaste el corazón.

 
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